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Fiscal es una localidad y un municipio situada en la provincia de Huesca, concretamente en la comarca de Sobrarbe, a 118 kilómetros de Huesca. Está situado a 768 metros sobre el nivel del mar y cubre una superficie de 170 km². En 2007, tenía una población de 296 habitantes. El municipio incluye además los pueblos de Albella, Arresa, Borrastre, Jánovas, Javierre de Ara, Lacort, Lardiés, Ligüerre de Ara, Planillo, San Felices de Ara, San Juste, San Martín de Solana y Santa Olaria de Ara.

Da su nombre a la feraz ribera entorno al curso del río Ara. Está ubicada a 768 m. de altura y enmarcada en un pintoresco panorama, con tupidos bosques en las laderas, bancales y huertas a orillas del río bajo la espléndida Peña Canciás (1.918m.) Su origen es medieval, siendo ya villa en el año 1050. Alberga ejemplos de arquitectura popular muy interesantes de casas infanzonas con escudos de armas en sus portadas datados en 1731, 1763, 1768, 1792 y 1793: Casa Buisán, El Herrero, Casa Botiguero, Casa Antoné, con su torre defensiva. Fiscal se ha convertido en una población veraniega importante por la suavidad de su clima y los panoramas paisajísticos agradables, el río se abre y ofrece buenos remansos con con hoyas profundas, en las que se encuentran truchas de gran tamaño.

Bajo la adusta altives de la Peña Canciás se inicia la ribera de Fiscal. Bosques de pinos escalan las laderas de los montes circundantes, mientras el río Ara abre su cuenca con amplitud en un trayecto salpicado en ambas márgenes de pueblos y aldeas, el Valle de la Solana Y Jánovas. Entre montañas estriadas por profundas torrentas, la ribera finaliza en el Congosto o desfiladero de Jánovas, formado por la montaña de Navaín y de la Serrana. Estas gargantas, de unos seis kilómetros de longitud, con sus grandes murallones, angosturas, simas y barranqueras, en cuyo fondo transcurre el Ara, producen una fuerte impresión, ya que tienen el aspecto de una tierra atormentada y extraña. La ribera de Fiscal de una privilegiada situación entre el Valle de Ordesa, el Cañón de Añisclo, el Valle de Pineta al norte y el Parque Natural y la Sierra de Guara al sur.

Albella, es un pequeño núcleo a 797 m. de altitud, en una altozano, guarda emotivos recuerdos del ermitaño y pastos San Úrbez. Una de sus casas se precia de haberle servido de asilo. La parroquia de San Salvador está en ruinas. Hay que resaltar Casa Cebollero, con bajos abovedados, amplia escalera y sobre todo, en el primer piso, uno de los mejores salones empedrados, con un pavimento decorado a base de pequeñas piedras del río realizado en el siglo XVII. La Ermita de San Úrbez, en 1562 se erigió en las inmediaciones de pueblo una ermita dedicada al santo pastor, que quedó finalizada en 1783 de cuya época es el retablo, que muestra bajorrelieves con la vida de éste, de cuyo paso quedan algunas leyendas y cuya romería se celebra el domingo de Pentecostés.

Detrás del nombre de Jánovas se esconde un pequeño pueblo cercano a Albella, pero hoy en día también se ha convertido en sinónimo de otros tantos pueblos que fueron obligados a ser abandonados por el proyecto de un pantano, como Lavelilla y Lacort. El nombre de Jánovas es mucho más. Es todo un símbolo de lucha contra un desastre ecológico y que arrastra un sinfín de tragedias humanas: viejos, jóvenes y niños obligados a emigrar con un futuro incierto. Abandono de pertenencias, tierras, costumbres y recuerdos. Separación de familias y amigos. Muchos de ellos vuelven año tras año y alimentan con sus lágrimas las aguas del río Ara al ver sus casas caidad y reencontrarse con un pasado lleno de recuerdos imborrables.

La gastronomía oscense abundan las carnes, las legumbres, los embutidos, los quesos y una repostería variada. Del río la trucha, muy consumida en toda la región, a la plancha, o en diversas preparaciones más elaboradas. El bacalao es preparado en muy diversas formas, destacando el ajoarriero, o a la baturra, con patatas y huevos cocidos, y los sugerentes buñuelos de bacalao. Sopas como las de ajo, las royas, que llevan pimientos, las canas que se hacen con leche, o la de paloma y trufas que es una exquisitez del valle de Ansó. Destacan las migas del pastor y un plato tradicional que se llama farinetas, que sustituye el pan por harina.

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