El lugar es muy interesante aunque los accesos son algo dificultosos para la mayoría de los coches, que suelen ser bajos y rozar ligeramente parte dell camino. Rodeado de naturaleza por todas partes. El río Tajo a una hora de paseo entre encinares, y la finca llena de corderos y cerdos ibéricos. Al atardecer son muy frecuentes los venados, que apenas se asustan de la presencia humana. Dolmenes y mehires, bacalao y hermosos pueblos portugueses, roquedales y castaños, temperatura agradable en noviembre...La casa está bien amueblada y las habitaciones espaciosas. Las luces ambiente están bien dispuestas pero faltan focos de luz adecuados para leer (no sólo en habitaciones, también en salón). El desayuno no tiene fruta pero es muy abundante en bollería. El acceso es a través de un camino rural de tierra de variios kilómetros que hay que recorrer con mucho cuidado. Hay que contar con el aislamiento, pero también es verdad que es parte de su encanto: las noches son realmente estrelladas.

Puntuación: 3, RG004048 anonymous el 14/11/2011

Aunque la casa esta bien se nota la falta de implicación de los dueños: cuando reservamos solicitamos dos servicios: piscina y lavavajillas a un amable señorita que trabaja en una oficina que gestiona las reservas. Cuando llegamos, la piscina estaba llena de algas y sin los permisos pertinentes para su apertura. El lavavajillas no funcionaba, salía tod igual de sucio. Pero claro, allí hay dos personas (trabajadoras) a las que no les puedes pedir responsabillidades. En consecuencia, ni volveremos ni lo recomendaremos. Hay que ser más serio y no tener tanta cara. Además, los desayunos muy escasos y pobres: leche, yogurt pan de molde, mantequilla y mermelada (contadas, una para cada inquilino) y zumo. Sin variedad

RG004048 anonymous el 13/06/2011